Lynne Ramsay y el regreso al abismo emocional con “Die, My Love”

Después de ocho años de silencio, la directora escocesa Lynne Ramsay vuelve al cine con una película que reafirma su lugar

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10/22/20252 min read

Después de ocho años de silencio, la directora escocesa Lynne Ramsay vuelve al cine con una película que reafirma su lugar como una de las autoras más intensas y personales del panorama contemporáneo. Die, My Love (2025) es un regreso poderoso y devastador: un retrato de la fragilidad humana, la maternidad y la identidad filmado con la precisión visual y la profundidad emocional que siempre han caracterizado a su cine.

Basada en la novela homónima de Ariana Harwicz, la historia sigue a Grace, interpretada por Jennifer Lawrence, , una mujer que vive en el campo junto a su pareja Jackson (Robert Pattinson), intentando sostener una vida familiar tras el nacimiento de su hijo. Pero en medio del aislamiento, la rutina y el deseo de volver a sentirse viva, Grace se desmorona lentamente, atrapada entre la lucidez y la locura.

Fiel a su estilo, Ramsay construye un relato donde el sonido, la luz y el silencio expresan más que las palabras. Su cámara observa lo cotidiano con una intensidad casi física, explorando lo que ocurre cuando el amor, la maternidad y la identidad se convierten en fuerzas que destruyen tanto como sostienen.

“Explorar los pequeños dramas cargados de significado, los traumas y la resistencia en lo cotidiano. Lo inesperado. La pérdida de uno mismo. La parálisis. Encontré todo eso en Grace. Y cómo Jackson la ama a pesar de no poder comprenderla nunca del todo.” Lynne Ramsay

Con Die, My Love, Ramsay vuelve a sus obsesiones: el dolor contenido, la incomunicación y los cuerpos que cargan el peso invisible de lo que no se dice. Como en We Need to Talk About Kevin o You Were Never Really Here, su mirada se posa sobre personajes que viven al borde, en los límites de la razón y el afecto.

Presentada en competencia oficial en el Festival de Cannes 2025, la película ha sido celebrada por la crítica como una de las obras más intensas del año, una experiencia sensorial que combina crudeza, ternura y una puesta en escena hipnótica.

Más que un regreso, Die, My Love confirma que Lynne Ramsay sigue siendo una directora capaz de transformar el dolor en belleza, y de hacer del cine un espacio donde las emociones más íntimas se vuelven universales.